con formas de luces que se encienden?
Carlos Ramírez
Vuelvas, Los Contradioses (2015)
Los festejos a
los muertos todavía iluminan el día a día en México. Por la noche las calles se
vacían, pero el cempasúchil marca el camino. Los ánimos no descansan en la ciudad
más grande del mundo (independientemente del número de habitantes). La
intensidad con la que se vive aquí alcanza hasta las raíces, regadas por sangre, sudor y lágrimas.
Con rumbo a Mixquic |
Panteón de Mixquic |
En México viven mucho el fútbol |
Desde la iglesia de Mixquic (con el Popo nevado al fondo) |
"Cógelo por los cuernos", dicen |
A caballo entre DF y el Estado de México |
Ofrenda a Rubén Bonifaz Nuño (en su oficina de la UNAM) |
Regresar al DF es como tratar de
hacer un puzle cuando es de noche y te faltan piezas. Pese al tiempo, los
baches, los golpes con las barras de “seguridad”, el hambre y el peso, es un
gusto apreciar esas luces que de gota en gota forman un mar de dudas. Tengo
ganas de volar de la capital solo para ver la iluminación que mina la moral de
las familias y aminora la velocidad de este pesero sin destino. La compañía y
las sonrisas de los niños que han pasado el día con sus abuelos o/y (en el peor
de los casos) con sus papás o hermanitos te hacen sentir el calor que dentro
del Popo empieza a derretir la nieve de la cima.
“Los muertos salen a Coyacán”.
Vicente Quirarte y Bernardo Esquinca hablan de “Fantasmas, zombies y vampiros”
en el Centro Cultural Elena Garro. Tanto ellos como el público creen en esta
otra forma de vida. Necesitamos de la literatura y de lo fantástico para que
esta realidad sepa. El chile está presente en muchos de los platillos
mexicanos. “Quien se pica ajos come”, parece decir el hijo de Bram Stoker.
Centro Cultural Elena Garro, en Coyoacán |
Bernardo Esquinca y Vicente Quirarte hablan de muertes y muertos |
Gonzalo Celorio y Philippe Olé-Laprune en la Casa Refugio |
Gonzalo Celorio nos deleita en la
Casa Refugio. Philippe Olé-Laprune organiza los “Jueves literarios”. Por aquí han pasado Hugo Hiriart, Vivian Abenshushan, Fabienne Bradu, Eduardo
Langagne, Daniela Tarazona y Vicente Quirarte, entre otros. Brendra Lozano
concluirá este ciclo el próximo jueves a las 19:30. ¿Cuáles son los tres libros
que te hubiera gustado escribir? Esa es la cuestión de estas pláticas donde,
como siempre, el público enriquece las ya de por sí hondas reflexiones. Celorio
hubiera querido escribir los dos últimos versos de “Amor constante más allá de la muerte” de Quevedo,
el penúltimo de “Otro poema de los dones” de Borges (precisamente por eso, por no ser el último) y las enumeraciones de Luis Britto García.
Otro de los descubrimientos literarios
(y vitales) es Gabriela Turner Saad,
quien participa en la 35º Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Impacta ver
el Cenart lleno de niños y libros.
Calaverita de Karla Guadarrama |
Este fin de semana concluyó el 8º Encuentro Nacional de Poesía Max Rojas Ciudad de México en El Cerrojo, un espacio para tomar y tomArte, donde suena Lila Downs (foco y
voz estos días).
Roberto López Moreno, Fernando Salazar, Gustavo Alatorre, Hortensia Carrasco,
Adriana Tafoya, Jorge Aguilera o Rafael Mondragón, entre otros, homenajearon,
una vez más, los huesos y los poemas de Rojas, resonadores y (re)sanadores.
Inés Parra, María Eugenia Rodríguez Gaytan, Rafael Mondragón y Jorge Aguilera homenajean a Max Rojas en El Cerrojo |
Mercado de San Juan |
El Mercado de San Juan es un lugar
que hay que visitar. Junto al Metro Salto del Agua, los laberintos de las
frutas, carnes, pescados, bebidas y especias más peculiares se unen entre vidas
y muertes. Como recuerda Juanjo Millás (escritor muy estimado en este país), es
curioso cómo un mercado (y los de México ya impactaron a Neruda) puede ser un
espacio para la alegría cuando está lleno de cadáveres.
En cada rincón existe el contraste
entre la luz y la sombra. Por eso hay que adaptarse al cambio y dejarse se
llevar por los imprevistos y las sorpresas.
Al salir del Metrobús vi a un hombre
que vendía flores. A sus pies, un cartel dice “Roza: 10 pesos”. Entonces me doy
cuenta de que hemos estado escribiendo y diciendo mal esta palabra. El contacto
es la consecuencia de entregarla, sin espinas.
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