Después de todo lo
que provoca el viaje a Tepoztlán, voy a la ciudad de México para presentar con
Alejandro Higashi y Eva Castañeda el número 23 de la revista América sin Nombre, dirigida por Carmen Alemany en la Universidad de Alicante y
dedicada a la “Madurez de la joven poesía mexicana”. Una vez más el Seminario
de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea, el Centro de Creación
Literaria Xavier Villaurrutia, la Universidad Nacional Autónoma de México, Coyoacán,
Chimalistac o el Museo Dolores Olmedo pondrán palabras para lo inefable.
Mario Bellatin, Carmen López-Portillo, Margo Glantz y Pablo Raphael |
Margo Glantz, que recientemente fue
investida Doctora Honoris Causa por nuestra alma
mater, presentó el número con el que la revista Invndación castálida le homenajea desde la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara. En el Claustro de la Universidad de Sor Juana recibe un pañuelo de
tonos naranjas con una cubista monja jerónima. La directora de la revista,
Moramay Kuri, nos reparte unos ejemplares de la publicación mientras Mario
Bellatin, Carmen López-Portillo y Pablo Raphael se preparan para nombrar a la
escritora, viajera y tuitera mexicana. Después del emotivo y particular acto (especialmente
por el genio de Bellatin), hay montado un aperitivo que termina siendo cena en
el patio, con velas, tequila y jazz.
Allí conozco a un estudiante del Claustro y a un amigo de la directora;
hablamos de Gerardo Deniz, de quien prepara un trabajo todavía único, de César
Cañedo, ganador ya del Premio Aguascalientes, y de la revista que comentaremos
el día siguiente en el Villaurrutia.
Me quedo esos días en el Hotel Pánuco por el libro de Odette
Alonso, Hotel Pánico. Por unos
400 pesos (20 euros) puedes pasar una noche cerca del Mercado de San Juan y del
metro Balderas, al lado de la Ciudadela. De ahí se toma la línea verde del
metro y a destiempo llegas a Copilco, cerca de la UNAM; donde se celebra el
Coloquio “Redes y revistas del siglo XX”. La torre 2 de Humanidades da a las Islas, al Estadio
olímpico y al gris del aire cálido. Cerca del busto de José Martí entra música
de agrupaciones de danza. Bailan mientras se despliega una feria contra el
cáncer. Hay estudiantes que duermen en la sombra, de lado, sobre libros que
ocultan con su rostro.
Con Alejandro Higashi y Eva Castañeda |
Media hora tarde consigo llegar a la
fuente de los coyotes, en el Jardín centenario de Coyoacán. Cerca, en la calle
Tres cruces, se encuentra la casa de Luis Cernuda en México, aunque no hay
placas que lo recuerden. Vuelvo a ver a quien me acogió hace ocho años.
Mantiene el mismo ánimo. Comemos chiles en nogada y pollo encacahuatado (receta
de su abuelita). Su curiosidad le lleva a anotar y a compartir todos los actos
que se van a celebrar por la zona. Me sorprende que no sepa el nombre de
algunos lugares, pero quedan cerca. Por ejemplo, el fin de semana se homenaje allí
a Michoacán, estado del que es oriundo Homero Aridjis, ahora en Alicante con Aníbal
Salazar y su Antología
de Cátedra. De ella hablaremos en la colonia Hipódromo-Condesa con Alejandro
Higashi y Eva Castañeda, del Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea, para conmemorar los diez años de este incansable
grupo de trabajo y los veinte del Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti que dirige Eva Valero.
Alberto Rodríguez, director del Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, nos permite participar en el Ciclo “Cinco semas
de poesía” con esta idea que tuvo Carmen Alemany. Gracias a ella, directora de
la revista que fundó José Carlos Rovira en 1999, el Departamento de Filología
Española de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Alicante dirige
la mirada a la poesía, a México y al siglo XXI. Es importante dar el nombre de
todas las personas que han hecho esto posible, especialmente a Alejandro
Higashi, que dedicó todo su tiempo y toda su experiencia para reunir once
artículos sobre los lenguajes, las crisis, las editoriales, las lenguas
originarias, las experimentaciones y los logros de la poesía mexicana en este número
que ya está impreso y abierto de manera gratuita en la web. Alexandra García,
de la Secretaría técnica, le pone el cariño y las ganas en todo este proceso. Eva
Castañeda, coordinadora del Seminario que fundó Israel Ramírez en la UNAM, se
vuelca para consolidar el trabajo de estos años y afianzar proyectos que están
por venir. Estamos de celebración y vienen de Guerrero para ofrecernos un
mezcal, Bullanguero.
En este mismo espacio de Villaurrutia, veinticuatro horas después se reúnen
Iván Farias, Dán Lee, Jorge Aguilera e Iván Cruz con Daniel Téllez, autor de Arena mestiza (Malpaís ediciones, 2018): el primer
poemario sobre lucha libre. Continúa el ciclo con amigos en torno a un libro
del que pienso hablar por la capacidad para transmitir la emoción y el respeto
a quien quiere acercarse a tales ángulos. El Archivo Max Rojas y el libro-disco objeto del Mercado de los Corotos de Augusto Bracho toman la palabra de América en la
espera de la segunda serie del Archivo Negro o de Nada aquí, de Emmanuel Peña.
De izquierda a derecha: Iván Farias, Dán Lee, Daniel Téllez, Jorge Aguilera e Iván Cruz |
Chimalistac |
La negación implica cambio, de lugar
o de término. No sé por qué me viene eso a la cabeza mientras aún no sale el
sol y me meto en el metro, cual hormiga que se rasca la panza. Arriba, al norte
de la ciudad, llego al Politécnico, donde trabaja una amiga que conocí en 2011.
Me pone al día con panuchos, comida yucateca. Sigue dedicándose a las tortugas
y quiere vivir en Mérida. Allí ya se encuentra un casero ligado a
Ibargüengoitia. Devora las pipas con sal. No las encuentra en otro sitio. Otra
amiga ya es doctora y va a seguir con José Emilio Pacheco. Son piezas
necesarias para ver cómo avanza la ciudad con más luz y ciclopistas.
Coyoacán |
Hace años
conocí a Abraham (no estoy seguro de que ese sea su nombre, pero se lo pongo),
un policía que trabaja en la iglesia de Chimalistac, en el recodo verde de Av.
Universidad con Miguel Ángel de Quevedo. Ahora entro por unas piedras redondas
clavadas en el suelo distintas a las de aquella vez y me cuesta bastante dar
con aquella plaza que inspiró a Gamboa en Santa.
Hace más de cien años. Quería preguntarle a mi amigo por La noche de Tlatelolco, libro que se llevó firmado con un abrazo de
su vecina. No estaba aquel día. Tenía edad de jubilarse, pero algo me dice que
sigue ahí.
Museo Dolores Olmedo |
No había conseguido llegar al Museo Dolores Olmedo hasta ahora.
Desde Tasqueña se agarra el Tren ligero, y en La Noria, cruzando una gasolinera
también vacía, está otra enorme puerta de madera por la que se cuela el sonido
(no de un burro del Politécnico) de uno de los tantos pavos reales que se
acercan al Jardín de Xoloitzcuintles, canes que me recuerdan a Leticia Luna,
tan atenta en su reciente Lengüerío.
Es un lugar imperdible, puedes pasar horas paseando por los cuidados jardines,
saltando de verde en verdad. La entrada para gente que no es de México cuesta
100 pesos (cinco euros); para nacionales, la mitad; para tercera edad, un
cuarto (25 pesos); los martes es gratis. Me quedo con la sala de Frida Kahlo,
con el famoso cuadro de Las dos Fridas
que en repetidas y distantes veces recrean un diálogo contemporáneo con formas
y colores que beben de sombras o frijoles. Parte de Diego Rivera se encuentra de
visita en Rusia; sin embargo, los alebrijes y el árbol de la vida iluminan
salas con vida propia. Al entrar a la de arte prehispánico, varias guías se
reúnen con cierta distancia frente a un muro. El policía trae un par de trapos
y algo de miedo. “Cuidado con el aguijón”, se pide. “Con su permiso”, susurra.
Y oigo a alguien decir extrañamente “yo estaba antes que ustedes”. Me doy la
vuelta con picor en la nuca, pero no choco con una vasija en cuyo fondo está
pintado el alacrán.
Escenas como estas podrían formar
parte de las clases que estos días echo en falta. Ya en Puebla cantamos las
mañanitas con un saxofón, mezclan Coca cola con agua mineral. El alcohol deja
sin nombre, por momentos, a esta tierra seca pero fértil. Me acuerdo de Raúl
Renán y de su sonrisa entre estudiantes que entonces íbamos a la BUAP por la picazón
de otras formas para la lírica. Está abierta la convocatoria para el Coloquio “Memoria de Raúl Renán (1928-2017)” en la Facultad de Filosofía y Letras de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla.
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