lunes, 18 de febrero de 2019

Mediterráneo Da Capo

Concierto de Joan Manuel Serrat en Puebla


Joan Manuel Serrat regresó a México esta semana para celebrar el cincuentenario de su llegada al Auditorio Che Guevara de la UNAM y los 48 de uno de sus discos más famosos, Mediterráneo. En este clima de emoción y puntos de fuga las clases de Posgrado sobre Juan Luis Martínez y Zurita, el Mercado del Parián o el del Carmen (Melchor Ocampo), así como Cholula y Tonantzintla pueden unir a Puebla en unos días en los que se celebra la pasión con un Slam de poesía erótica.

Slam de poesía erótica en Demiurgo
            Mediterraneo Da Capo es el nombre de la amable gira que está dedicando el cantautor catalán al país que tanto le acogió cuando la situación en España dejaba mucho que desear. Él sopló las velas ante el auditorio del Complejo Cultural Universitario de la BUAP. A diferencia de la Península, en México generalmente puedes asistir a este tipo de eventos por boletos no tan caros, como 400 pesos (unos veinte euros). No se llenó, así que nos pedían que ocupáramos los lugares de la planta baja. Empezó con el tema que tímidamente coreábamos y poco a poco pasó a conectar con el público y a trazar la historia de ese mar del que, dice, son afluentes el Atlántico o el Pacífico. Recordó a Ulises pero no, al menos de manera explícita, la tragedia que está viviendo la fosa más grande del mundo y que ya ha denunciado en otras ocasiones. Se atrevió con el francés y “La mer” de Charles Trénet. No es habitual, pero cantó “Penélope” cuando con ahínco se la pidieron en uno de los últimos bises. Me quedo con un hombre que no se despegó del móvil: parece que le estaba enviando audios a alguien que amaba con las letras que tanto conocía, sentía y tarareaba.
Mercado Melchor Ocampo del Carmen
            Mientras preparamos el primer examen de Teoría y Análisis literario, hacemos un formulario previo para ver cómo está el nivel. Es alto, aunque las respuestas son más escuetas de las que gustan compartir en clase. Recuerdo que se aprueba con 6 (a diferencia del 5 español) y trabajamos con textos de sor Juana a Jakobson. Sorprendentemente, aún tenemos problemas para entender lo que leemos. Hay que trabajar en ese sentido, descansar y alimentarse bien. Lo segundo es difícil con las cornetas y los tambores de buena mañana, pero lo último está al alcance de cualquier mercado. Si en el Venustiano Carranza puedes conseguir rico queso de Oaxaca, cinco limones por 1 peso o pulpo ya listo para tus tacos, cruzando el Carmen llegas al Mercado Melchor Ocampo, con rica variedad de frutas y deliciosas Cemitas.
Mercado de El Parián
            En el Parián, a una cuadra de la Casa del Pueblo, busco a la mujer que vende la Talavera. Tenía un hijo enfermo que estudió en la misma escuela que yo (pero de México), en los Salesianos. Mi mamá hizo amistad cuando vinimos de visita en 2015. Todavía no doy con ella, pero sí con Frida y antigüedades que aún funcionan. De aquel lado, en la 2 Oriente, se encuentra Demiurgo, pizzas de autor: un restaurante que organiza en su patio colonial el Slam de poesía erótica. Once participantes tienen tres minutos para sugerir el contacto de los sentidos en los vacíos de asonancias y lugares comunes. Al final, como siempre, gana lo explícito. Triunfa la salsa de mango habanero, cuando el manila de los quesos azules evoca algo que deja entrever la fina masa. Me quedo con el cocinero, que parecía calentarse más por lo que escuchaba que por el horno de piedra que preside el rico espacio.
            Juan Luis Martínez logró con La nueva novela un reconocimiento que definitivamente está recibiendo ahora Raúl Zurita por su labor como poeta de neovanguardia en Hispanoamérica. Desde Chile llegan actos de escritura que seguramente surgen por la existencia de figuras tan galardonadas como Gabriela Mistral o Pablo Neruda. Contra la institucionalización del arte la obra desborda la página y hace que en América la vanguardia coleé todavía hoy con la fuerza del contexto y del atrevimiento que también tiene México. En estos días preparamos una sesión del país que nos ocupa al tiempo que intentamos leer a partir de prácticas tan sugerentes como la de Alejandro Palma en la revista del SIPMC Ancila: “¡Seguramente bromea, Dr. Higashi!”.
Iglesia de Santa María de Tonantzintla
            Por el Seminario me enteré de que existe una iglesia única en el barroco novohispano cerca de Cholula. Después de recorrer el Zócalo y escuchar a un payaso (desde los de Chapultepec todos me parecen adorables y luego inconsciente y sumamente machistas), subir a la pirámide con un envidiable calor, aunque no tanto como quienes empujaban a una persona feliz en silla de ruedas, frente al Popo que en su leyenda muere por amor y continúa exhalando una fumarola en la zona de los objetos volantes no identificados o papalotes con forma de muerte, llegamos a Santa María de Tonantzintla: una iglesia que, al contrario que el Slam Poetry, no deja lugar a la improvisación. Todos los santos se recogen en rostros que son almas en pena, con maíz, chile y animales de la tradición mexica, llenos de colores y semblantes fríos, luminosos, únicos en la arquitectura religiosa. La entrada es gratuita y no se puede tomar fotos. Hay que sentarse y ver la Inmaculada en sus sucesivas fases de alumbramiento, los entornados ojos de Cristo y la tez morena de quienes presiden la fachada, algo sobria si se tiene en cuenta el cuidado entramado que guarda dentro.
            Mientras se organiza el Maratón de Poesía en la Ciudad de México, la Feria de Minería o de la UNAM, asentamos el proyecto de poesía más allá de lo verbal. Nos damos un respiro entre tantas actividades de la BUAP, como es la Muestra Internacional de Cine en CCU, hasta el 28 de febrero.

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