lunes, 27 de mayo de 2019

Puntos de encuentro de México y España

En la UAEH (foto de Claudia Sandoval)

Gracias a Alejandro Palma, al equipo de la BUAP, a Puebla y a México pongo fin con enorme gozo a la estancia posdoctoral en la Facultad de Filosofía y Letras. No porque acabe, sino porque apenas comienza un rumbo para la investigación y la docencia que traté de compartir en Pachuca con Arístides Luis y Claudia Sandoval: “Puntos de encuentro en la poesía de México y España”.

Paquete
            El lunes empecé a ver todo lo que no cabía en la maleta. Envié dos cajas de libros a mi maestra en Alicante. Conviene que el destino sea la Universidad. Hace años las mandé a mi casa, en Villena, y la aduana me exigió durante tres meses, cuatro después de haber ido a Correos de México, 80 euros (1000 pesos). Esta vez espero evitar los impuestos para material de trabajo que no tiene ningún fin comercial. Los dos paquetes pesaron lo mismo, algo más de 11 kilos, y me salieron por 2500 pesos cada uno. En total, unos 250 euros. Más o menos es lo mismo que si compras una maleta para llevarla contigo en Iberia, pero el problema es que no tengo manos para agarrar tantos bultos. Solo un macuto que explotará a punto de llegar a la zona del precinto.
            El martes hablo de poesía mexicana en el Seminario de Posgrado que coordina Víctor Toledo, a quien tengo ganas de hacerle varias preguntas. Me parece que se hila un buen debate en la víspera de compartir los vínculos entre el país que da nombre a la lengua y el de más hispanohablantes. Las antologías, el canon, la estructura, la metodología y las bases teóricas y filológicas dan juego en un espacio en el que me despido de excelentes estudiantes. Se celebra la comida de fin de semestre.

Con el grupo de Teoría y análisis literario
Brindis del equipo directivo de la Facultad
Real del Monte
            El autobús de ADO pone Malcolm in the middle a toda pastilla. En cambio va lento por el denso tráfico que empaña el Popo, blanco de quienes aún miramos al cielo con la esperanza incontingente. Se demora y por poco llego al Aula virtual del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), donde preparan una Feria Universitaria del Libro que espera juntar a poetas y especialistas. Es una manera de incentivar la lectura y el diálogo. Preocupan la ligazón de la poesía con la política y la imposición de una lectura colonial aún desde España. Los prismas basálticos son imperdibles, pero yo lo hago por falta de tiempo. A cambio, Arístides y Alfonso Valencia me recuerdan mi estado con pastes y enchiladas mineras en Real del Monte, donde los ingleses llevaron el futbol.

Torneo de futbol en Ciudad universitaria

            Al día siguiente lo pongo en práctica con maestros y estudiantes en el Torneo universitario que coordina Héctor Costilla. En Ciudad universitaria los tiempos de veinte minutos nos hacen ganar, perder y empatar haciendo la croqueta con la playera que en 2011 me dio el Profe. Era la de Puebla y entonces desconocía los códigos de la cancha que ahora me parece mayor. Cerramos el proyecto de poesía experimental con textos de Ulises Carrión, Leticia Ocharán y Roberto López Moreno.
Concierto de Ximena Sariñana
            El viernes Ximena Sariñana da un concierto en el Complejo universitario. Como ocurrió con Serrat, la mayor parte del enorme auditorio está vacía. Nos reubican cerca, pero aún así las canciones, como me advertían, suenan igual. Fui por tener una voz, dicen, parecida a la de Natalia Lafourcade. Al menos el amor sí tuvo su chance en dos jóvenes que se pidieron matrimonio frente al escenario. La muletilla “este…” sirvió para encontrar el anillo, el suelo y la mano.
            Los sapos están de aniversario y ponen a la venta un buen de charolas de cerveza mexicana, de los años cuarenta, revistas que por fin encuentro sobre los ovnis que tanto atraen a mi padre y aretes para la familia que ya no puedo extrañar más. El mole almendrado está a 60 pesos (unos tres euros), y el vino mexicano Monte Xanic que me recomendó Antonio maridará con los chapulines. Es temporada de insectos.
            Como con quienes tan bien me han tratado en Puebla y soy feliz. Me despido con la gente que vi al llegar a finales de 2018 y celebro un año que ha dado tantas alegrías como fuerzas para seguir entre España y México. ¡Gracias!



Un hogar

No hay comentarios:

Publicar un comentario