Hay dos maneras de ducharse con agua
fría: bien porque necesitas calmar el bochorno, mal porque no hay caliente.
Chiapas se concentra en la primera opción. El calor abrasa incluso de noche el
bofetón que recibes al llegar en VivaAerobus desde la ciudad de México. Por 300
pesos (entre 14 y 15 euros) Roberto te lleva en su taxi al departamento de
Airbnb que regenta Carolina. Está cerca de la avenida que conecta la UNACH y el
centro, el Boulevard Belisario Domínguez. Octavio te muestra la hermosa casa,
junto a la fonda Corazón contento
que regentan en la esquina. Los desayunos de Maricela son exquisitos. Y qué
decir del plátano macho. Antes, un ventilador blanco (todo debe de ser de tal
color allí) te da dos opciones: escucharlo y que su potencia espante a los
moscos o desenchufarlo para que agradecer desde temprano el enérgico canto de
los pájaros.
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Beatriz Gutiérrez Müller con María Isabel Trejo Sirvent |
La marimba suena en cada rincón.
Peques de no más de 10 años la tocan con su guayabera, que se puede conseguir
en el Instituto Casa de las Artesanías de Chiapas. En frente, cruzando con cuidado (pues no se tienen
en cuenta a peatones), puedes agarrar el famoso autobús naranja llamado Conejo
por 6 pesos (no da cambio) o tomar un colectivo que se ahoga en los semáforos
por 7. Las primeras charlas se suceden en la librería del Fondo de Cultura
Económica José Emilio Pacheco. Marisa, José Luis, Socorrito y Jocelyn, como parte
de un numeroso y atento equipo, organizan las pláticas que rondan la literatura
chiapaneca, especialmente a Rosario Castellanos, que cuenta con una cátedra. Hay tres mesas paralelas y, en la tarde, la inauguración
corresponde a Beatriz Gutiérrez Müller. Desde la BUAP, ofrece un riguroso y
dinámico recorrido por la prensa periódica del Estado a principios del siglo
XX. Me alegra que se la aplauda sin necesidad de saber de quién es esposa.
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Iglesia de Tuxtla Gutiérrez |
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Clara del Carmen lee en la Casa de la Cultura |
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Artesanías |
Estudiantes de varias licenciaturas
asisten con curiosidad y motivación desde temprano. Las jornadas son intensas.
Los incendios se descontrolan y acaban con el verde que sonrojan los
flamboyanes. A una hora está San Cristóbal de las Casas, donde todo cambia. El
pueblo colonial gana 500 metros de altitud y el agua cae con fuerza después de
comer en la Casa Museo Utrillo.
Se hace imposible llegar hasta San Juan Chamula (a una media hora de allí) para
conocer los rituales con animales de su peculiar iglesia. Es una experiencia
única, dicen. También lo es Na Bolom (la
casa del jaguar), donde conoces a la comunidad lacandona. Se encuentra a diez
cuadras de la iglesia (en remodelación por el temblor de 2017). Frans Bloom y
Gertrude Duby hicieron mucho por ella. Parte del nutrido grupo de poetas cierra
el Encuentro en la Biblioteca Weber, cuyos libros apenas se ordenan para
consulta pública.
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San Cristóbal de las Casas |
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Gertrude Duby, Na Bolom |
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Cierre del Festival de Poesía |
Carolina te contacta también con la
operadora de viajes Lakan Tun.
La idea es llegar a Guatemala y visitar Yaxchilán, pero el tiempo del recorrido
solo te da chance para llegar al Cañón del sumidero. Luis va a por ti a las
9:30. A las 10 ya estás en la lancha que durante dos horas te pasea por el río
Grijalva, que nace en el país centroamericano. Hay zopilotes, garzas,
cocodrilos, monos arañas. Una cueva rinde culto a Guadalupe y cuentan la leyenda
de los lacandones que se aventaron desde arriba, a medio kilómetro del cielo,
contra la conquista de los españoles. El grupo da gusto con Jess, Karla y la gente de
Martínez y Puebla.
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Cañón del Sumidero |
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Miradores |
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Chiapa de Corzo |
Para llegar a tres de los cinco
miradores la carretera serpentea desde Chiapa de Corzo, una de las ciudades más
antiguas que cuenta con una ceiba de más de cuatrocientos años. Junto a ella, a
mediados del siglo XVI se construyó una fuente octogonal de estilo mudéjar. Es
única en el sur de México. Alrededor de la plaza un malecón ofrece mojarra
frita, cochito horneado y la bebida más rica que se puede probar bajo el sol
(del que te hablan Adriana y Clarita); el pozol: maíz con cacao y canela.
El regreso, como es habitual, va con
retraso y transforma lo que fluye en aguascalientes.
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