Una de las mesas del VIII Congreso Internacional Mujeres, Literatura, Arte: con Beatriz del Carmen Ramírez, Vania Téllez, Zyanya Aguirre, Perla Paola Reyes o Guadalupe Huerta |
Hace ocho años, cuando vine por
primera vez a México, coincidí con María y Aixa, entre demás compis de España
en la UNAM. En estos momentos volvemos a vivir en el país donde terminamos la carrera
universitaria e imaginamos un futuro. Pienso en las dificultades que han sufrido
ellas mientras leo la lista de comentarios que sacan a la luz delitos que no
dejan de crecer. Me entero por Esther M. García y su actividad en Twitter.
Enseguida el medio literario y académico va generando un movimiento que va del
periodismo a estudiantes e instituciones. Sin duda el anonimato es un problema,
pienso: pueden estar cayendo en el mismo saco criminales y sinvergüenzas, víctimas
y victimizadas… O eso dicen. El anonimato evita que quien comete el delito sepa
quién está denunciando, imagino, a no ser que recuerde qué ocurrió, a no ser
que lo haya hecho tantas veces que un mismo testimonio sirva para muchas personas.
Me parece necesario decirlo. Ahora bien, ¿de qué manera? Algo así, fruto de
todas las informaciones que se mezclan en las redes, puede tener que ver con
AMLO y las disculpas de la anacrónica figura del Estado español. Aunque la
clave está en hablar, lo dejaremos aquí (a mi familia ya le preocupan el país,
el Popo…).
Tercer informe de labores de la FFyL |
Con el Canto VII de Altazor Vicente Huidobro rompe el
lenguaje. Lo escuchamos el lunes a las 8, de buena mañana. Es la primera
pregunta del examen. Solo falta una persona. Llega tarde, pero podría contestar
sin haberlo oído, conjeturo. Un cuento de Ana María Shua reescribe a
Monterroso, última palabra del texto que tiene que analizarse más allá del
tema, en su estructura. Cada estudiante ofrece una mirada distinta, válida. Son
frutos que recoge el Tercer informe de labores del Director de la Facultad de Filosofía
y Letras, Ángel Xolocotzi Yáñez, ante el cariño y el "buentrato" (¿por qué esta palabra no
viene en el diccionario?) del equipo docente.
La BUAP reúne a más de noventa
ponentes para hablar de Mujeres, Literatura y Arte con Alma Corona, Alicia
Ramírez, Beatriz Meyer y múltiples propuestas que van de un estudio que profundiza
en el símbolo que ya es la China Poblana, de Mariana Navarro y su poesía visual
o la misoginia en la literatura (¿alguien ha oído hablar de misandria?). Las comunicaciones se
ajustan al tiempo, generan líneas de debate e investigaciones que pueden
publicarse, por ejemplo, en la revista Amoxcalli.
El Popo, desde Puebla |
Con la Alma Corona, Beatriz Huerta y Fernando Turrent |
Con pena (que no vergüenza) me pierdo
parte del Congreso, pero es para disfrutar de la presentación de El pentagrama eléctrico (1925): poemario
del estridentista Salvador Gallardo Dávalos que acaba de reeditar Malpaís para
el Archivo Negro de la Poesía Mexicana con un ejemplo de estudio introductorio que
hace el también poeta Daniel Téllez; quien se arranca con el poema “Cabaret”,
junto al nieto, Salvador Gallardo Cabrera (y no Becerra, como confundo, creo,
por hablar en ese momento con mi carnalita María, de Guanajuato, a propósito de
su tesis sobre Ibargüengoitia, dirigida por el profesor Eduardo Becerra). Ahí
está una vez más el infatigable Iván Cruz, de quien tanto se aprende. Gracias a
Alberto Rodríguez y el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, este es el video.
Con Daniel Téllez, Salvador Gallardo Cabrera e Iván Cruz |
Museo Amparo (Yves Klein, Pigmento puro) |
Cholula |
En 2011 conocí a personas que ya me
hicieron amar México. Me reencuentro con Adri, una amiga abogada en la BUAP,
donde ahora estudia otra carrera. Lo hace a distancia, aunque tiene que ir a entregar
unos papeles. Ya veremos la próxima semana las similitudes entre la burocracia
y el ocio. Qué rico está el famoso pozole del restaurante Mi viejo pueblito, en un balconcillo
frente al Zócalo. Al día siguiente visita Puebla Kenny, una bióloga que se dedica
a las tortugas y va a cursar su doctorado en Mérida. Como hicieron conmigo en cuanto llegué, le enseño la maravilla que es el Museo Internacional del Barroco (pese
al vacío de las exposiciones temporales), todo lo que dicen las fotografías de
Rodrigo Moya en el Museo Amparo (así
como la exposición de México antiguo que compara los hitos del país con otros
continentes y, entendemos entonces que, pese a las aparentes similitudes, las
bases piramidales mayas y las pirámides de Egipto no tuvieron nada que ver), el
cálido y luminoso olor de la Biblioteca Palafoxiana (mal anunciada para decenas de visitantes de la zona que no
saben de su existencia), el Complejo Cultural de la BUAP (donde proyectan con entrada libre y semivacía de nuevo
el documental sobre el peyote de la comunidad de San Luis Potosí, Tecolote, así se titula).
Kenny me capta en Milli |
El Popocatépetl, ya en Amarillo
Fase 3, está tranquilo durante el domingo. Me bajo una aplicación sobre
erupciones y sismos que casualmente este día de la semana está inactiva. La naturaleza
también descansa. Apenas se la fumarola ve por la polución desde la iglesia de
Cholula. Cruzamos los laberintos de la base más grande de una pirámide y tomamos
sopa de flor de maguey, chalupas, tlacoyos, picaditas, quesadillas, agua de
maíz, pulque y nota del trabajo de un espacio único: por la noche es un bar, El
Diablito, y cada mañana, hasta las 8 de la tarde, se transforma en el
restaurante Milli. Cocina de maíces. Comer debería de ser un derecho. También la luz. Y el agua.
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