lunes, 18 de marzo de 2019

Re(i)nanTé

Con Nancy Granados (foto de Samantha Lastiri)

Esta semana me invitaron al ciclo “Tardes de té con un investigador”, tuvo lugar el Coloquio “Memoria de Raúl Renán (1928-2017)” y arrancó la Fiesta del libro en el Zócalo de la ciudad de Puebla. Además, Maricela Guerrero y Nicté Toxqui ofrecieron una sugerente lectura de poesía en Profética, horas antes que se le rindiera un tributo a Joaquín Sabina en Demiurgo, el Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea pusiera el broche a un libro que nos llevó cuatro años y comiéramos auténticos tacos árabes y la inigualable sopa poblana: energía necesaria para todo lo que acontece en México.

            Gracias a Guadalupe Flores, Nancy Granados y Gustavio Osorio, entre demás colegas de la BUAP, pude hablar de mi corta experiencia como investigador desde la Universidad de Alicante. La idea era compartir con estudiantes de licenciatura y posgrado herramientas que pudieran servirles para ver de qué manera podemos dedicarnos a pensar la literatura a través de grupos plurales como el Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti, el ya mencionado SIPMC o la estancia que me lleva a trabajar con Alejandro Palma y Gabriel Hernández la experimentalidad poética más allá de lo verbal. Me quedo con la pregunta de Paola Macuitl: no hace falta publicar y participar en congresos antes de licenciarse, la clave es licenciarse en tiempo y forma para poder publicar y participar en la carrera académica durante el posgrado y siempre con un tema que se vincule y enriquezca la tesis.
Con Samantha Escobar (foto de Alicia Ramírez)
            Dos días después, el 13 de marzo, se rindió homenaje a uno de los poetas que precisamente más ha hecho por lo experimental en México. Alejandro Palma se dio a la tarea de organizar un cuidado Coloquio que recordara su labor también con la editorial La Máquina Eléctrica y todas las propuestas, conocidas como los “otros libros”, que podrán asentarse en un futuro cercano a través de un archivo que dé cuenta de todas estas prácticas tan innovadoras y aún desconocidas para el público lector. La generosidad de la familia hace posible entender cómo, con humildad y entrega infinitas, el poeta yucateco solía asistir al Congreso de Poesía y Poética (donde lo conocí, en 2015) con cajas de cerillos, lecturas a la inversa y talleres que sirvieron para consolidar las técnicas de poetas fundamentales para la historia de México.
Fiesta del libro en el Zócalo de Puebla
            Con los juegos de palabras, la precisión y el humor del meridano encabalga la Fiesta del libro del centro de Puebla. El Zócalo, junto a la catedral, ve cómo el público, especialmente joven, abarrota los dos escenarios y las múltiples zonas (aunque con escasas ventas) de libros. En este proyecto pionero para una ciudad que vive un complejo proceso electoral, destaca la Brigada para leer en libertad, donde Óscar de Pablo comparte y regala su antología con poemas de 2011 a 2018 Aquí manda la escoba. Uno de sus “Dioses del México antiguo (coreografía cívica)” lo leíamos hace unas semanas en clase del Teoría y análisis literario, junto a Antígona González de Sara Uribe, y advertíamos la sonoridad cercana al rap por la que junto a estudiantes que me da gusto ver allá le preguntamos en esa misma presentación; previa de la que modera con Daniel Saldaña Paris y su novela El nervio principal.


Se solapan las actividades, me asombra la tarea de Yániz y Tere con Ediciones sin Nombre y me acerco a Profética. Casa de la lectura para el “Dechado de erratas y células: plática, poemas y tejidos” de Maricela Guerrero y Nicté Toxqui; donde ambas tejen lo que podríamos considerar poesía textil mientras reivindican el papel del fallo y la reproducción. Son textos, algunos inéditos, que reivindican lo originario y la ecocrítica al tiempo que repiensan la tradición, por ejemplo, de sor Juana Inés de la Cruz.

Maricela Guerrero y Nicté Toxqui

Seguidamente en Demiurgo se celebra un tributo a Joaquín Sabina al que es imposible llegar. Un antro cubano a espaldas del edificio Carolino nos mueve para próximos destinos. Hasta un antro gay muestra cómo en Puebla pueden convivir todos los ánimos. Por la noche no conviene ir andando a la 4 poniente. Aunque esté cerca, es mejor tomar el camión a la ciudad de México con un Uber. Sin tráfico y con una polución que empieza a agolparse a falta de las esperadas lluvias, es fácil y entretenido llegar a Tlalpan. Allá el SIPMC da finalmente forma a cuatro de los capítulos que integrarán un libro para reivindicar la crítica y la lectura de poesía ahora que se celebra su día mundial. Varias culturas, desde comida colombiana a paellas de Oliva, en Valencia, se dan cita en un jardín por el que Luis Buñuel rodó alguna escena de Los olvidados.
Lila Downs en Iztapalapa
            Lila Downs, criticada por entender el folklore mexicano al revés, con los intereses que fue teniendo desde la industria estadounidense, da un concierto gratuito en Iztapalapa por el día de la mujer. El son jarocho de la previa congrega a miles de personas que disfrutan de la fiesta de la música, de la comida y de la familia en una colonia no bien vista cuando cae el sol.
            El domingo, cuando el siguiente día es puente por el natalicio de Benito Juárez (del jueves 21, aunque en México las fiestas se pasan al lunes para hacer puente y que la gente viaje), es momento de comer rico con todo lo que se puede conseguir en el Mercado Zapata, a espaldas de Ciudad universitaria. Para unos tacos árabes: tortillas, carne, cebolla, rábanos, cilantro, soja; para la sopa poblana: champiñón, calabacín, flor de calabaza, rajas de chile. Aguas de sabor de piña o melón mientras Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel y Miguel Ríos suenan en las casas de México que nos acogen.


Tlalpan
Sopa poblana








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