lunes, 4 de marzo de 2019

Enclave, Minería


40 Feria Internacional del Libro de Minería
Este fin de semana se celebró la novena edición del Festival Enclave Poéticas Anómalas, en el marco de la 40 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Además de platicar con mi amigo Irving de cara a la celebración del día de la poesía en este marzo que ya arranca con las jacarandas, se pensó en 4ª Transformación y se armó un homenaje a Sergio Pitol. Entre Puebla y la ciudad de México, el Popo bosteza sin cortarse.

Jornadas sobre la 4ª Transformación
            Irving Bautista hace su servicio en el Departamento de Comunicación de la BUAP, escribe y le atrae con fuerza la poesía. Es por eso que hablamos de cómo los nuevos medios deberían de permitir estrechar la distancia entre un mermado público lector y obras que se parapetan en escasas críticas. Eso nos lleva a pensar en el movimiento de AMLO. Después de la Independencia, la Reforma y la Revolución, estaríamos viviendo ahora un momento de cambio que ya se deja ver en políticas públicas, todavía cerca de bandazos que seguramente (no parece tan difícil) proyecten de manera más equitativa los recursos del Estado. Desde la Universidad la Facultad de Filosofía y Letras organiza las Jornadas de reflexión Humanidades, Política y Moral.
   Mientras vemos en clase cómo desde el Núcleo Post-Arte la poesía se vinculaba con los acontecimientos políticos de la segunda mitad del siglo XX en México e Hispanoamérica, homenajean a Sergio Pitol sin desatender las oscuras prácticas literarias de quien tan ligado estuvo a Barcelona y la consolidación del canon literario.

Homenaje a Sergio Pitol en el Espacio Catorce de la BUAP

            El jueves empieza el Festival Enclave, organizado por Rocío Cerón. En sesiones de mañana y tarde se discute lo que entendemos por poesía experimental, en su convivencia con otras artes como las visuales o los sonoras (aprovechando los recursos digitales en la mayoría de los casos); al tiempo que se suceden mesas de lectura, o mejor, de acciones, de puestas en escena. Participan Tilsa Otta (Perú), Ricardo de Armas (Argentina), Gregorio Fontaine (Chile), Mónica Leyva (Guadalajara), Yair López (Guadalajara), Luz María Sánchez (Guadalajara-Ciudad de México), Arcadio Leos (Monterrey), Independencia Bio Lab (Jaime Lobato/ Alfonso Castillo Díaz/Andrés González, Ciudad de México), Erick Diego (Ciudad de México) y Cinthya García Leyva (Ciudad de México). Destacan la precisión acústica de Fontaine, la imprevisible renovación de Arcadio Leos, la desmembración lingüística de Mónica Leyva (ojo, también ligada a lo textil y a lo grastronómico en trabajos que no podemos dejar de seguir) o Luz María Sánchez, quien recupera el estruendo de las balaceras en la República para ofrecer, por ejemplo, la exposición Modos de Oír en el Laboratorio de Bellas Artes, disponible hasta finales de marzo.

Festival Enclave


A diferencia del Festival Kerouac, en este caso se aprovechan mucho mejor las herramientas digitales y el diálogo interdisciplinar para lograr la convivencia del discurso, el texto, el poema, con la acción no verbal. Su coordinadora, Rocío Cerón, cuidó cada detalle en las mesas de lectura y de discusión, así como en el fin de fiesta, donde (como no suele ocurrir) asumió su papel secundario al otro lado del escenario. Su protagonismo era otro. No necesitábamos ver su trabajo con Abraham Chavelas, pues ya sabemos de qué son capaces. Quizá para el próximo año, en su décimo aniversario, publiquen un recuento de tales prácticas, como hicieron en 2015. El problema de lo experimental es que desconocemos su resultado y, por lo efímeras que resultan las acciones más allá del papel, necesitamos registrar y analizar de manera crítica lo que está haciendo México y América Latina. Eso es lo que trabajamos en la estancia posdoctoral de la BUAP con Alejandro Palma y Gabriel Hernández. Presten atención a estos encuentros, por ahí está moviéndose y enriqueciéndose la poesía.


Poéticas anómalas


El Festival era gratuito y terminaba en el Centro Cultural de España en México, mientras que la FIL costaba 15 pesos (20, un euro, en fin de semana). Es el encuentro literario más multitudinario y más caro de la capital. Junto a Bellas Artes, en el Palacio de Minería que vio como investían como Doctora Honoris Causa a Margo Glantz o Joan Manuel Serrat en 2011, se llenaba de jóvenes y familias que hacían colgar enseguida el cartel de “Cupo lleno” en pequeños y cálidos salones donde apenas cancelaban personajes no solo vinculados con la literatura, también con las ciencias y estudios sobre el Estado de Nuevo León, invitado este año y protagonista de un foro peculiar, distribuido circularmente con actividades dinámicas que dejaban su espacio a pequeñas editoriales independientes que quizá no tienen la posibilidad de hacer frente a los altos precios de estos espacios. Los libros no eran tan baratos como se podía esperar; sin embargo, las promociones, las novedades y el diálogo con el público acercan la FIL de Minería a la gran FIL de Guadalajara. Aquí van algunas muestras:

 
Una lingüista presenta un libro de matemáticas

Por fin puedo escuchar en persona a quien seguía tantos años por YouTube...

Algunos libros


Tales referentes podrán estudiarse esta semana que ya empieza con el XXIV Congreso de Literatura Mexicana, en The University of Texas at El Paso.

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