Menos
lo que buscaba todo lo encontré en la ciudad más grande del mundo
Joaquín Sabina
Apenas empieza septiembre. Está
lloviendo. Por la tarde. Y estoy a punto de volver a México. Donde también
llueve. Sobre todo por la tarde.
No la deshice |
Hace
cuatro años regresé de la mejor experiencia: un semestre de intercambio en la
UNAM. En este blog contaba lo que hacía, con la idea de que la familia y los
amigos pudieran saber, desde España y a cualquier hora, cómo me iba. Me fue muy
bien. Así que poco a poco fui anotando detalles o curiosidades que me
impactaban y que me eran difíciles de imaginar en España. Me preguntaba qué
pensarían de esa vida, sobre todo, mis padres: qué sonrisa o qué ceño
delatarían sus impresiones, qué cara pondrían. Aquellos meses pasaron rodeados
de gente de todo el mundo, de todas las ideas y de todas las costumbres y
vicios. Benditos vicios. Allí encontré ese gusto que ya surgía desde aquí. La
afición por la poesía mexicana. Entonces no lo sabía, me gustaban las dos por
separado, y encontrarlas juntas me motivó a intentar dedicarme a eso. A esto.
Así que me subí al avión de regreso con la idea de eso mismo: de regresar.
Desde
entonces acabé la carrera, vi veinte veces las fotos y me decidí a hacer el
doctorado. Esta semana voy de nuevo a la UNAM. Durante tres meses estudiaré a
fondo la poesía mexicana, tomando como eje a Vicente Quirarte. Antes voy
acompañado por mis padres. Sabré qué cara ponen. Retomaré este blog con la
intención de contar y de incitar a que vengan. Mójense. México bien vale la
pena.
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