sábado, 17 de octubre de 2015

Razón de raza

José Vasconcelos/ UNAM


La raza es una palabra que deberíamos de voltear, quedando el azar. Eso es lo que nos demuestra México y la UNAM, pese al lema. La XV Feria Internacional del libro en el Zócalo  y el Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México demuestran (hasta el domingo) que los mexicanos y sus alrededores tienen una inmensa sed de cultura. Pese a que desecamos la laguna, hay fuentes para rato.
            El viernes se inauguró la Feria. Vicente Quirarte habló de lo fantástico con Chaz Brenchley. Reino Unido y Morelos son el país y el estado invitados. A esa misma hora Ériq Sáñez, mi compañero de clase en 2011, presentó su obra La novela zombi (Ganadora del Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri 2014).
#FILZócalo
La Bipo
            En este país pasan muchas cosas. Es normal pues que coincidan. Eso incordia, pero también supone coincidencias sorprendentes. Por ejemplo, hace unos días conocí en la UNAM a una chica de Irán que estudió en la Universidad de Alicante. La próxima semana se celebra en Puebla un Congreso de poesía y poética. Estos hechos parecen independientes, a priori. Nos tocó juntos en la mesa. No sabía que participara. Esto es solo una pequeña muestra de los vuelcos para bien y para mal (en este caso para bien) que México y DF provocan.
Frida y Diego en Madero
            El sábado lo pasé también en la #FILZócalo. Allí vi a uno de los pilares de la tesis: Homero Aridjis, quien días después celebraría en el Museo de la Ciudad de México sus setenta y cinco años. En 2011 aprendí inglés con una chica que hacía su servicio para graduarse. Después de cuatro años nos volvíamos a ver. Comimos en La bipo. Una cantina típica decorada con alebrijes y colores que en conjunto forman un peculiar mosaico de temas y épocas. La música de los Jaguares acompañó las quesadillas de flor de Jamaica. Cuando nos fuimos empezaba un concierto en el salón que comunica la bocacalle con Madero y un patio de piedra centenaria y cuadros de arte contemporáneo. Hay otra en Coyoacán que, según dicen, está mejor que esta del Centro histórico. Pero aquí no hubo peros. Un diez a la comida y al servicio. Por la noche Serrat nos demostró por qué este país es distinto y por qué España vale la pena.
Esculturas de Javier Marín, frente al Templo Mayor
Famoso restaurante donde Pancho Villa balaceó el techo
            Los lunes una señora vende (entre verduras y dulces) tortillas azules recién hechas en la puerta del Condominio el Altillo (Av. Universidad, 1900). Esto fue una sorpresa agradable. Las desagradables (aunque ya no tan sorprendentes) vinieron antes de las bibliotecas de la UNAM. Es enorme el catálogo de libros de los que dispone. Pero mucho menos los libros que sí tiene. Los principales autores y títulos no están. Aparecen en la base de datos pero no en la estantería. Parece que los roban. Es la única explicación que encuentran los bibliotecarios, quienes calculan que son tres los años que pasan entre robo y reposición. Una lástima. Uno de los peros. Otro de los vicios que manchan la bondad de la mayoría.
            Mi compañero de piso y yo estuvimos discutiendo. ¿La chica del traductor de Google sesea? Esa era la pregunta que nos hacíamos. Tras buscar varias palabras inglesas que en español tuvieran “zeta” o “ce”, llegamos a la conclusión de que “seseaba”. Así lo demuestró “peace” (paz). Al oír “pas” enseguida llegamos a la conclusión. Yo dije “sesea” y él dijo “no sesea”. Estuvimos un tiempo con esa pescadilla. Mi compañero es mexicano y ni él ni yo caíamos en que decíamos lo mismo. Debíamos de estar cansados para crear tal absurdo. Los dos defendíamos lo mismo, solo que él sesea y yo ceceo.
            Ahora mismo está en marcha el 43 Festival Internacional Cervantino. Casualmente este año han puesto los números en romanos. No podré ir, pero tiene muy buena pinta. Si están en México durante octubre, acérquense a Guanajuato: la fiesta y la cultura son sinónimos.


            Aquí no se jubilan. La muerte es el inicio de la vida. Son una moneda, muchas veces con dos cruces.
Festival Internacional de Poesía de la Ciudad de México, organizado por Manuel Cuautle
            La Feria del libro me impacta. En todas las charlas hay gente. Siempre participan, comentando o preguntando. Les regalaban libros cuando lo hacen o cuando simplemente asisten. Hay traductores simultáneos. También intérpretes. Aunque ninguno expresa los poemas. Un silencio acapara o acalla. El proyecto Ver la poesía podría enseñar a desarrollar reducir este vacío. Recuerdo una imagen que tiene que ver con la feria y la intérprete de lengua de signos. Cuando los poetas recitaban, ella se sentaba a un lado del escenario. Entonces una niña que se parecía muchísimo a ella se le acercaba y le mostraba un cuaderno. La tarea era compartida en una carpa llena de voces y libros. ¿Qué mejor lugar para aprender?
Homenaje a Homero Aridjis
            Entre las editoriales independientes, cabe destacar Malpaís, Cuadrivio, Verso Destierro y Almadía. Publican poesía mexicana con buen trabajo y a poco precio. En general los libros son muy baratos. 100 pesos (poco más de cinco euros) es el precio medio. Eso, y que constantemente hay autores firmándolos, engorda mi estantería. Es un gusto verla cuando entro en mi cuarto.

secuelas de la Feria del libro
            La caseta de Letras libres tiene muchísimos números (al igual que otras revistas). Por quince pesos (menos de un euro) puedes conseguir ejemplares muy interesantes. Grafitis, conciertos y dulces acompañan el papel que siguen protagonizando las páginas de vida que son los libros.
            Dos nombres: Poniatowska (que cierra la XV edición) y Manuel Cuautle (que organizó el Festival Internacional de Poesía de Ciudad de México y que además es un poeta muy sugerente que ambienta El suicidio del caracol, 2005, en el Altillo, donde vivo).
Desfile de alebrijes desde el Zócalo
Felipe VII, por Goya
            Tengo ganas de ver La gravedad del silencio en la cineteca y de leer Los campos no elicios, de Bertha María Inzunza: Segundo premio de Poesía joven “Alejandro Aura”. Me quedo, para terminar este repaso de DF con dos frases de Poetas que pasaron por el Zócalo estos días: “En la ciudad vemos la lluvia caer, en el campo la vemos avanzar” (Pedro Serrano); “Ten presente que el arte de aprender también empieza recordando” (Jorge Fernández Granados).
Entre otras actividades que merecen la pena en DF, está la exposición de Goya y Velázquez (Yo, el Rey) en el MUNAL, las exposiciones sobre los treinta años del sismo en el Museo de la Ciudad de México o en el Museo del Estanquillo, el desfile de alebrijes que calienta ya el día de muertos o el 12 º Festival Vive la Izquierda Iztacalco donde actúan Fernando Delgadillo y Pablo Milanés, entre otros (todas, opciones gratuitas).

            Salud.


José María Velasco

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