jueves, 11 de agosto de 2011

03/08/2011 WASHINGTON 12:00


Esta vez sí, no hubo “flights cancelled”. Ya estamos llegando a Washington.

A las 06:40 (hora española) salía nuestro avión de la compañía Brussels Airlines. Dos horas antes facturamos la maleta (¡qué descanso de bulto!), y hasta México no volvemos a cogerlas (mejor diré agarrarlas por el significado obsceno de este verbo en los países a los que nos acercamos). Lo más costoso fue el control: relojes, móviles, pulseras, cinturones… depositados en una bandeja; muchas veces te exigen que te descalces; el portátil debe ir sin funda en una bandeja individual; y puedes levar hasta 100 ml. de líquido en una bolsa hermética.
El viaje de Madrid a Bruselas se me hizo muy ameno, aunque el avión era pequeño e incómodo. No nos sacaron nada de desayunar (¡ya no sé en qué momento del día nos encontramos¡), por lo que al llegar al aeropuerto de la capital belga compré un zumo de 33 cl por 3,90 € (toda una ganga). Aquí tuvimos que pasar de nuevo el control de seguridad, por lo que nos vino el tiempo justo para conseguir (tras mucho platicar en inglés) que nos pegaran la pegatina en el pasaporte para poder entrar en los Estados Unidos. Es obligatorio adquirir mediante internet el ESTA (Electronic System for Travell Authorization), el costo es de 14 $ dólares y tiene una duración de 2 años. En el mostrador de embarque nos tuvieron más de quince minutos haciéndonos preguntas del tipo: ¿atentarías contra EE.UU.?, ¿por qué viajas a México por EE.UU.?, etc. Respondiendo a todo con calma y sinceridad no hay problemas, eso sí debes saber algo de inglés porque apenas hablan castellano. Por suerte mi compañera entendía todo a la perfección y me sacó de ese embrollo.

De Bruselas a Washington el avión era mucho más grande y cómodo, además nos traían bebidas constantemente. La comida no estaba mal: pollo en salsa barbacoa, patatas bravas y coles de bruselas (seguramente por influencia de nuestro origen). El pan, aún un poco congelado, y el postre (tarta de queso) completaban el menú. Ahora mismo estamos a 1000 millas de Washington D.C., hace -50 ºc en el exterior y volamos a 850 km/h. Toda esta información y muchos más detalles inimaginables la muestra el monitor situado en el respaldo del asiento delantero de cada pasajero. Además de este mapa, tienes la posibilidad de ver siete películas, por lo que el viaje, sinceramente, es muy agradable.

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